El Sueño de una Medicina Respetuosa

En pos de traer un nuevo concepto que debiera ser un paradigma a desarrollar, propongo un desafío: la posibilidad de una medicina respetuosa

Poco a poco se escucha más la nueva narrativa de “crianza respetuosa”, en donde Blanca García propone un cambio de paradigma que ubica el respeto en el centro, siendo éste el sentido, la forma y el fondo del trato hacia la niñez de acuerdo al desarrollo humano y a los derechos humanos.  A partir de esta naciente cosmovisión en la vida moderna, y como profesional del área de la salud, me cuestiono si sería posible extrapolar este concepto a la medicina actual del siglo XXI que se ha volcado hacia una excesiva tecnología y especialización, con desmedro al humanismo.  Este sueño de una medicina respetuosa nace a raíz de una profunda búsqueda personal inspirada en la crianza respetuosa como base; es una práctica de la medicina que respeta los tiempos del niño en todo momento, que tiene cuidados en las exigencias y juicios de valor a las maternidades y paternidades, y que sea respetuosa también con los mismos profesionales de la salud, con su autocuidado y autoconocimiento para llegar a ser un aporte y un pilar de acompañamiento desde el corazón hacia la comunidad.  De esta manera, me planteo la siguiente pregunta: ¿Es posible ejercer la medicina del siglo XXI con respeto?

En esta época de la humanidad, una luz de esperanza es el nuevo paradigma de crianza respetuosa, un estilo de crianza al que Blanca García se ha dedicado más de diez años, describiendo como pilares fundamentales de éste los siguientes: el autoconocimiento, las redes de apoyo, el amor, la empatía, la firmeza y el continuo aprendizaje; promoviendo, con este camino consciente la sensibilidad de nuestras respuestas como cuidadores, favoreciendo el buen trato hacia la niñez y cultivando sanos lazos emocionales (1).  Blanca ocupa la metáfora del árbol para referirse a la práctica de la crianza respetuosa, en donde lo primordial es conocer nuestra raíz respondiendo la pregunta “¿quién soy?”, que, por medio del autoconocimiento, las redes de apoyo y el autocuidado forman el tronco del árbol que son los conocimientos, el instinto, la respuesta sensible y la empatía; es decir, las experiencias que tenemos y que, según eso, podremos hacer crecer ciertas ramas y dar ciertos frutos.  Las acciones son el resultado de lo que somos y de lo que hemos vivido, por lo tanto, el trabajo personal interior es fundamental para practicar la crianza respetuosa, lo primero es respetarse y amarse a uno mismo para luego respetar al otro.  El objetivo de este nuevo paradigma es poder vivir con placer, en donde la vida se hace más amena, el dolor disminuye y las nuevas generaciones se desarrollan en su máxima potencialidad debido a que el desarrollo infantil en todos los ámbitos es propiciado por el amor y el placer y socavado por el dolor y el estrés.

En los inicios de los tiempos, la medicina nació a partir de una necesidad del ser humano de acortar el sufrimiento, prolongar la vida, mejorar la calidad de vida y vencer la enfermedad; según el médico español Enrique Melgarejo (2), en un inicio, la Filosofía y la Medicina estaban unidas, refiriéndose a esta última como una creación humana que reunía el arte y la ciencia.  La evolución de la medicina se ha inclinado actualmente más hacia la ciencia que al arte, y el humanismo que la caracterizaba está en decadencia debido a los grandes adelantos científicos y tecnológicos que ha permitido una medicina más eficiente y capaz, mejores diagnósticos y siendo cada vez más especializada.  La medicina del siglo XXI, medicina convencional o alopática reina actualmente en el sistema de salud del mundo occidental y es el sistema por el cual los profesionales de la salud tratan los síntomas y las enfermedades por medio de medicamentos, radiación, o cirugía.  Las consecuencias negativas de este sistema médico son enormes, entre ellas, el peligro de convertirse en una medicina de mercado (3), la resistencia a antibióticos que hoy es una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo (4); y el aumento de trastornos de salud mental, habiendo cuatro estudios que evidencian una epidemia de salud mental infantil en Chile (5), entre otras.  Con respecto a esto, yo me pregunto, ¿qué nos pasó?, ¿está aliviando verdaderamente el sufrimiento humano esta medicina moderna?, ¿hasta dónde vamos a llegar?, ¿es esta una medicina respetuosa?

¿Es posible ejercer la medicina del siglo XXI con respeto?

En pos de traer un nuevo concepto que debiera ser un paradigma a desarrollar, propongo un desafío: la posibilidad de una medicina respetuosa, en donde el respeto sea el eje central tanto en la elección, la enseñanza y la práctica de ésta.  Para poder ejercer la medicina con respeto en todo el ciclo vital, primero hay que comenzar por la raíz de los profesionales de la salud: fomentar el autoconocimiento, el autocuidado y las redes de apoyo de ellos y ellas para poder cuidar desde una raíz firme.  Lo ideal es que la información y la experiencia se transmita a través de la empatía y la respuesta sensible de los que enseñan, potenciando así un tronco firme lleno de amor hacia el otro.  De esta manera será posible entregar un servicio respetuoso a la comunidad, promoviendo el autocuidado de los usuarios, usando límites sanos, de manera cuidadosa y respetando el rimo de cada uno.   El objetivo de esta medicina va de la mano con el desarrollo sano de la humanidad, con la vocación hacia la entrega y la ayuda al otro, con potenciar el bienestar y el placer, teniendo como finalidad disminuir el sufrimiento, fortalecer la salud, y mejorar la calidad de vida.

La revolución del nuevo paradigma de crianza respetuosa, permite abrir nuevos horizontes en donde el respeto es considerado como motor de nuevos cambios necesarios para la humanidad en los tiempos modernos.  La medicina del siglo XXI ha logrado grandes avances en tanto diagnóstico y tratamiento, a cambio de un gran costo: económico, nuevas enfermedades y aumento de trastornos de salud mental.  Como respuesta a estos problemas actuales, se abre la posibilidad de un nuevo concepto: el de medicina respetuosa; en donde, para poder ejercer con respeto, será necesario trabajar interiormente en cada profesional ya que se necesitan adultos conscientes, que busquen el conocimiento de sí mismos, aprendan a respetarse y amarse para poder respetar a otros.  Para tener una medicina respetuosa, debemos viajar hacia la raíz de la medicina, a su creación humana, recordar la necesidad que vino a llenar y reunirla con la filosofía y el arte.  El sufrimiento humano es la raíz de la medicina, y a través del amor y el respeto podremos aliviarlo para vivir en placer.

Bibliografía

Jacqueline Führer Valdivia

La Serena, 30 de agosto, 2021

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